miércoles, 18 de mayo de 2011

101 DE RONDA

Reservar alojamiento en Ronda para participar en los 101 Km. de la Legión es una tarea harto complicada; pero así y todo, conseguimos un hotelito en las afueras (a 20 km.), en medio del campo. O sea, rural; más propio para una escapada romántica que para competir en la prueba, con esas interminables cuestas, durante horas y horas.

Una vez repartidas las habitaciones –dejamos a la parejita que disfrutara de la suya a solas-, almorzamos un menú totalmente “casero”, tipo buffet.

A continuación nos marchamos a Ronda, donde tomamos un cafetito para ayudar a digerir. De ahí a recoger el dorsal y la bolsa del corredor –camiseta y publicidad-. Paseo turístico, cerveza en “El Lechuguita”, compra de recuerdos y dulces típicos –Yemas del Tajo-.

Más tarde seleccionamos las mochilas que íbamos a mandar a los kilómetros 60 y 77. En ellos es posible cambiarse de ropa y calzado, así como tomar un aperitivo. Todo este dispositivo está montado en la línea de meta, con una gran carpa al lado de los camiones que lo transportarían todo a los puntos mencionados. En ella se ofrecía la “cena de la pasta” –y las “papas aliñás”- acompañada, como es lógico, de su correspondiente cervecita –no más pequeña por usar el diminutivo-. Acabada la cena, carrerita y manta, había que levantarse temprano.

La mañana del sábado se presenta algo rara. Unas nubes que amenazaban agua coquetean con el horizonte. Desayunamos y buscamos otra vez Ronda. Allí la tarea de aparcar es complicada aunque no se nos dio mal del todo. La salida se ubica en el nuevo campo de fútbol y aquí, durante la espera, nos llueve, sale el sol y vuelve a llover. Así durante los primeros momentos, justo hasta el km. 25. A partir de este punto, sol y más sol, kilómetros y más kilómetros, cuestas y más cuestas...hasta vislumbrar el km. 60 en Setenil de las Bodegas –con anterioridad hubo una parada técnica en Alcalá del Valle, donde dimos cuenta de otras cervezas-. Recogimos la primera mochila, nos abrigamos para la noche, comimos algo y a caminar-correr hasta el km. 77, cuartel de la Legión.

Allí dimos cuenta de la “sopa legionaria”, accedemos a la segunda mochila y nos preparamos para afrontar los últimos 24 km. que restaban. Duros, duros y duros. Es el único calificativo que me asalta en su descripción. La “Cuesta de la Ermita” es temible -¡como para peregrinar! ¡No queda vivo ningún peregrino!-.

En estos momentos la noche cerrada nos acompaña en nuestra marcha, paralela a un río y las vías de tren, que poco a poco nos aproxima al último avituallamiento, situado en la “Cueva del Gato”. En este lugar paramos poco, ya se huele la meta. Más adelante, la “Cuesta del Cachondeo”...ya solo quedan 6 ó 7 km. Justo aquí, Auxi se resiente de una rodilla; y los demás, qué decir –nadie venía sobrado de fuerzas-.

Por fin, conquistamos “El Puente”, últimos metros, casi nada nos separa del ansiado final. Cada cual saca fuerzas de flaqueza de su maltratado cuerpo y...¡logramos entrar corriendo!

Nos entregan “El Ladrillo” y contentos, nos dirigimos al avituallamiento final. 6:30 h., momento ideal y casi rozando lo místico para degustar unos macarrones acompañados de un filete empanado y... sí, ¡otra cervecita! Puedo afirmar que en esta experiencia hemos perdido casi todo. Todo, menos las ganas de comer. Por eso, el año que viene lo haremos mejor. Correremos más. Comeremos y beberemos algo menos.

No he nombrado hasta el momento a los “Caballeros Legionarios”, que cuidan al máximo los detalles y se comportan de maravilla –me planteo un reenganche a la legión-.

El año que viene, más.
Saludos. Juan Manuel.

1 comentario:

  1. Qué envidia me dais. Pero no envidia de la sana, sino envidia, envidia.

    El año que viene no me lo pierdo. Así se junten cielo y tierra recorro yo los 101.

    Sólo puedo daros la ENHORABUENA, e imaginarme la satistacción que tendréis viendo el "ladrillo".

    A por la próxima, IRON MEN (y WOMAN).

    José Javier

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