Correr el primer marathón es una de las aventuras más excitantes en la que se puede embarcar una persona. Sólo los más osados y atrevidos serían capaces de enfrentarse a los más de cuarenta y dos kilómetros sin ninguna preparación previa.
Desde luego es posible, pero yo soy partidario de prepararse mínimamente. Es un consejo particular que hago a los que sólo quieren correrlo por probar, por curiosidad, sin más pretensiones y sin animo de entrenar regularmente.
Preparar un marathón y luego correrlo supone tal descarga de adrenalina, que aquellos que prueban una vez quedan fascinado y con unas enormes ganas de volver a repetir.
Lo más dificil del marathón no es acabarlo, sino de hacerlo entero corriendo. No al ritmo de los grandes campeones, sino al ritmo más suave.
Aquellos que se han atrevido con los 42 kilometros con una minima preparación puede que sean considerados unos locos, unos irresponsables... pero en el fondo son unos aventureros. ¿No consiste en eso la verdadera aventura? En no saber uno a que se enfrenta, cual va a ser el final, como le irá el camino, con que se encontrara, lo que padecera, sus consecuencias fisicas, psiquicas, intelectuales.....
Esto puede ser una locura para la mayoría de la gente, pero no para los corredores y otros deportistas. No es algo exija que la salud, a veces es algo que se deja atrás en el camino hacia ese nivel, aparentemente innecesario para la mayoría, que es la buena forma fisica. Este nivel puede resultar peligroso cuando el esfuerzo es excesivo, con sus secuelas de agotamiento y fatiga, de apatía y depresión. Sería un estrés corporal que afectaría por igual al corazón y a la cabeza.
Aunque es cierto que existen estos peligros, también lo es todo lo contrario. Cuando se realiza una persona fisicamente, los beneficios son totales, si tienes las energías suficientes para lograrlo.
El problema de fondo consistiría en averiguar cómo es posible liberar esas reservas de energía. El método que nosotros empleamos es correr. El correr introduce el factor peligro y nos aleja de la tranquilidad, de la armonía y de las sencillas tareas de la vida cotidiana.
La competición para el atleta supone la culminación del esfuerzo. Es el momento en el que el corredor sufre la mayor tensión. A pesar del nerviosismo previo y el sufrimiento durante la misma, las personas necesitamos competir regularmente. Es nuestra droga. Nos provoca el máximo estres y a la vez lo buscamos con ansiedad.
Muy pocos comprende esa agonía mental que debe pasar un corredor antes de dar su rendimiento maximo, que raras veces puede hacerse.Una vez más, lo que diferencia a los maratonianos de los demás es esa habilidad especial, o capacidad de estimulo mental, que le permite ignorar o superar la incomodidad y el dolor. Este es un factor sicológico que aun sigue fuera de la fisiología y es el qué determina hasta que punto se aproxima un corredor a sus límites máximos de rendimientos.
En el primer marathón podemos encontrarnos más allá del cansancio y el dolor extremados, con reservas de alivio y vigor que ni habíamos soñado poseer y con fuentes de energía nunca probadas por no habernos enfrentado jamás a ese desafio.
Según algunos especialistas la sugestión y la autohipnosis pueden elevar la resistencia al cansancio y al dolor hasta un 20 por ciento. Cuando una persona toma la decisión de correr un marathón está tomando una decisión que le marcará su vida.Esta tendrá un antes y un después del marathón. Después de finalizar esta competición esa persona sabrá cinco o seis cosas más de la vida que alguien que no lo haya hecho nunca.
Siempre está la alternativa de volver a tumbarse en el sillón.
RODRIGO GAVELA (mota)
Desde luego es posible, pero yo soy partidario de prepararse mínimamente. Es un consejo particular que hago a los que sólo quieren correrlo por probar, por curiosidad, sin más pretensiones y sin animo de entrenar regularmente.
Preparar un marathón y luego correrlo supone tal descarga de adrenalina, que aquellos que prueban una vez quedan fascinado y con unas enormes ganas de volver a repetir.
Lo más dificil del marathón no es acabarlo, sino de hacerlo entero corriendo. No al ritmo de los grandes campeones, sino al ritmo más suave.
Aquellos que se han atrevido con los 42 kilometros con una minima preparación puede que sean considerados unos locos, unos irresponsables... pero en el fondo son unos aventureros. ¿No consiste en eso la verdadera aventura? En no saber uno a que se enfrenta, cual va a ser el final, como le irá el camino, con que se encontrara, lo que padecera, sus consecuencias fisicas, psiquicas, intelectuales.....
Esto puede ser una locura para la mayoría de la gente, pero no para los corredores y otros deportistas. No es algo exija que la salud, a veces es algo que se deja atrás en el camino hacia ese nivel, aparentemente innecesario para la mayoría, que es la buena forma fisica. Este nivel puede resultar peligroso cuando el esfuerzo es excesivo, con sus secuelas de agotamiento y fatiga, de apatía y depresión. Sería un estrés corporal que afectaría por igual al corazón y a la cabeza.
Aunque es cierto que existen estos peligros, también lo es todo lo contrario. Cuando se realiza una persona fisicamente, los beneficios son totales, si tienes las energías suficientes para lograrlo.
El problema de fondo consistiría en averiguar cómo es posible liberar esas reservas de energía. El método que nosotros empleamos es correr. El correr introduce el factor peligro y nos aleja de la tranquilidad, de la armonía y de las sencillas tareas de la vida cotidiana.
La competición para el atleta supone la culminación del esfuerzo. Es el momento en el que el corredor sufre la mayor tensión. A pesar del nerviosismo previo y el sufrimiento durante la misma, las personas necesitamos competir regularmente. Es nuestra droga. Nos provoca el máximo estres y a la vez lo buscamos con ansiedad.
Muy pocos comprende esa agonía mental que debe pasar un corredor antes de dar su rendimiento maximo, que raras veces puede hacerse.Una vez más, lo que diferencia a los maratonianos de los demás es esa habilidad especial, o capacidad de estimulo mental, que le permite ignorar o superar la incomodidad y el dolor. Este es un factor sicológico que aun sigue fuera de la fisiología y es el qué determina hasta que punto se aproxima un corredor a sus límites máximos de rendimientos.
En el primer marathón podemos encontrarnos más allá del cansancio y el dolor extremados, con reservas de alivio y vigor que ni habíamos soñado poseer y con fuentes de energía nunca probadas por no habernos enfrentado jamás a ese desafio.
Según algunos especialistas la sugestión y la autohipnosis pueden elevar la resistencia al cansancio y al dolor hasta un 20 por ciento. Cuando una persona toma la decisión de correr un marathón está tomando una decisión que le marcará su vida.Esta tendrá un antes y un después del marathón. Después de finalizar esta competición esa persona sabrá cinco o seis cosas más de la vida que alguien que no lo haya hecho nunca.
Siempre está la alternativa de volver a tumbarse en el sillón.
RODRIGO GAVELA (mota)
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